viernes, 19 de febrero de 2016

Mitad yo mitad mi sombra


Todo profesional de la medicina tiene una identidad doble: es a la vez persona en su esencia y profesional sanitario en su expresión laboral.Todos somos, hemos sido o seremos pacientes sin lugar a duda. Esto nos hace compartir los dos lados de la mesa y los dos lados de la bata.
Me referiré al medico a partir de ahora porque es aquello que mejor conozco pero supongo que es extrapolable a otras profesiones sanitarias.
Cuando el profesional es paciente,  el universo sufre un giro inesperado en la mayoría de ocasiones parecido el que experimenta un miope  al ponerle la graduación adecuada ( pej: no se me ofendan los miopes.La historia del cine está llena de maravillosas y sensuales miradas de personas que ,en el fondo de su enigmática mirada, no veían nada...).
Los bordes se definen y los rostros cobran nitidez, los colores son más vivos y una aparece una claridad y precisión en la imagenes de tu vida hasta entonces desconocida.Todo adquiere una nueva dimensión que cambiará para siempre tu modo de ver el mundo.Éste no ha cambiado pero si lo ha hecho el modo en el que lo miras y ya no habrá vuelta atrás.

Cuando el paciente que llora y sufre, en nuestra consulta, es un profesional sanitario se duplica la intensidad del encuentro: miedo, incertidumbre, desnudez y humanidad cara a cara, en estado puro, se encuentran a ambos lados de la mesa. Quizá ninguno de los protagonistas sepa bien qué espera el otro, quién es quién como biografía personal deslindándolo de su profesión, hasta dónde llega el conocimiento del tema a tratar, cómo abordarlo, cuándo buscar un entorno más adecuado para esa salida del alma a borbotones;desde cualquier ángulo, nos encontramos ante un igual que creemos es capaz de entender más de lo que le dicen nuestras palabras, y nos hace sentir más mortales. 

Todas las consultas tienen algo de sagradas. Pero, ¿en qué se diferenciann aquellas en las que el paciente es un profesional sanitario?Somos médicos concretos, en situaciones concretas, con personas concretas y con unas relaciones concretas con respecto a ellas, por lo que el reino de la comunicación y de las emociones en la asistencia no queda fuera de nuestra aproximación.” (1)

El identificar al”otro" como a “uno mismo” en algún sentido, hace que las consultas tengan un matiz especial. Al compartir ámbito profesional,  y creer compartir miedos propios, el condicionamiento en esa consulta se hace mayor que en otra. Así nos podemos encontar con distintas situaciones de las que destacaría tres por frecuentes :
-Autoexigencia: “No se trata de él sino de mí; de cómo encaro esta visita donde me da más miedo que otras veces  equivocarme y esa sensación puede paralizarme;dónde la tentación del “qué pensara de mi” si le cojo la mano y le consuelo puede evitar que me comporte como de costumbre.” 
-Creencia de mayor dificultad clínica: cada síntoma debe tener una elaboración previa que exigimos sea mayor que en otro caso; la acogida que le damos y el tiempo que le brindamos, de entrada se mejora y alarga, pero el plan a seguir (que suponemos trae preconcebido) lejos de facilitar la comunicación, a veces, la complica.
-Creer dar por hecho que sabe qué respuestas le vamos a dar y ceñirnos exclusivamente al campo biomédico: aunque el paciente-profesional consulte por algo concreto, no podemos olvidar que las complicaciones de la ceguera no están en los ojos del propio paciente sino en todas partes. (2) 

No hay reglas, no hay normas, no se enseña en el pregonado ni en el postgrado cómo manejar los sentimientos; no existen protocolos ni guías donde aferrarse para manejar esta desconfianza que sigue escondiéndose en el aprendizaje de la profesión como un agujero negro al que nadie se asoma por miedo a ser absorbido.  
Los protocolos pueden tener su función en cuanto a guía de funcionamiento - estrategias- pero en ocasiones encorsetan el sentido común, globalizan la atención y deshumanizan al paciente y la medicina. En definitiva, nos quitamos el protagonismo a médicos y pacientes para otorgárselo a los signos y síntomas. A pesar del auge de las tecno-ciencias, las guías y las normativas, la Medicina siempre será "la ciencia de la probabilidad y el arte de la incertidumbre". 

Esta encuentro ,podría recogerse en las palabras de Albert Jovell:“Puedo aceptar que no me van a curar, pero me costaría aceptar que no me van a cuidar.” (3)

Hagámoslo sencillo. Es cuestión de reflexionar sobre nuestra actitud y nuestros límites.Para cumplir nuestro encargo de ser médico de médicos , no debemos hacer nada más - y nada menos- que lo que haríamos con cualquier paciente en una consulta 

-Dejar tiempo para que el paciente exprese sus inquietudes y poder descubrir el verdadero motivo de consulta.
-Acompañar. Dar respuesta a aquellos que se sientan necesitados, aunque creamos que ésta es insuficiente. 
-No dejar que los protocolos, guías y objetivos de gestión desvirtúen la finalidad de las consultas.
-Evitar que el ángulo de visión del problema sea sólo médico. En ocasiones las distintas perspectivas del paciente están ausentes, incluso sobre sí mismo porque tiende –incluso- a verse, también él, solo desde el mismo ángulo: como médico antes que como persona.
-Generar una buena relación, que pueda ser sanadora, abierta, cálida y mejorable.
-Parar el reloj. Saber que la especial situación de vulnerabilidad por la consulta en sí puede requerir más de 5 los minutos de atención/paciente recomendados, si son necesarios…
-Exigir formación. Desde las raíces. Formémonos en empatía y en humanidad. Cultivemos una vida que nos deje entender distintas realidades, nos haga salir de la consulta, adaptemos los conocimientos clínicos generales a personas concretas e intentemos manejar mejor la incertidumbre.(4) (5).

(Texto de la ponencia presentada en el seminario satélite del siapBilbao 2016)
Pd-Agradecimiento especial a Blanca Valls Pérez ( R3 MFYC ) que fue la encargada de su presentación y coautora de la misma.


Bibliografía

1- Tizón JL. El humor en la relación asistencial. Barcelona: Herder, 2005.p.21.
2- Starfield B. What Types of Physicians Should Provide Primary Care? En: Starfield B/Oxford University Press. Primary Care: concept, evaluation and policy. New York: Oxford University Press; 1992.p.135.
3- Jovell AJ et al. Nuevo rol del paciente en el sistema sanitario. Aten Primaria. 2006;38(4):234-237. 
4- Sibinga EMS, Wu AW. Clinician Mindfulness and Patient Safety. JAMA. 2010;304(22): 2532-2533. Disponible en: http://jhcchr.org/wp-content/uploads/2013/09/Clinician-mindfulness-and-patient-safety.pdf
5- Dow AW, Leong D, Anderson A, Wenzel RP. Using Theater to Teach Clinical Empathy: A Pilot Study. J Gen Intern Med. 2007 22(8):1114-1118. 
Otras lecturas recomendadas: 
Pekkanen, J. Médicos, la otra historia. Argentina: Atlántida, 1989. (Ver también: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/los-medicos-tambien-lloran/11397-3)
Jovell AJ, Navarro MD. La profesión médica en la encrucijada: hacia un nuevo modelo de gobierno corporativo y de contrato social. Fundación Alternativas. 2006. Disponible en: http://calite-revista.umh.es/extras/informe_profesion_medica.pdf






martes, 9 de febrero de 2016

La historia de Juan y Sofía

La vida te depara sorpresas...y el MIR 2016, más.
Si a uno le interesa ver cómo se pregunta, acerca de qué, cómo se resuelve, y en qué se fundamenta, la sorpresa es mayúscula. Al menos lo ha sido la mía ya que en esta edición se ha dado visibilidad a un tema de máximo interés.
Una de las preguntas, la más comentada quizá por lo novedoso, ha sido la de Juan (R2) y Sofía.
Esta niña, de 15 años, que mientras es atendida en un servicio de urgencias, ya recuperada y a la espera de la llegada de sus padres, chateando, chateando, le acaba pidiendo a Juan "solicitud de amistad "en Facebook .En fin, mejor léanlo aquí (aqui)

Cuando uno"pincha" en la opción "respuesta acertada", observa con sorpresa que ésta se fundamenta en un texto elaborado por varios médicos españoles bajo el auspicio de la OMC.
Es decir, que la Organización Medica Colegial cuando encargó - hace ya más de dos años- a un grupo de médicos "tuiteros", expertos en el uso de las redes sociales, la elaboración y redacción del mismo bajo la coordinación de la Dra. Monica Lalanda, tuvo una gran visión de futuro.
También la ha tenido el Ministerio que, valorando que algo se está moviendo, que algo está cambiando en los temas de interés, lo refleja en una de sus preguntas.

Cada día de esta semana me sorprendo siendo interpelada en mi centro de trabajo habitual, en urgencias del hospital donde trabajo, por la famosa pregunta del MIR. Quizá si esta pregunta no hubiera salido, el interés por la ética en las redes sociales que algunos llevamos predicando en el desierto varios años, se hubiera quedado allí brillando -como un espejismo -en el horizonte de la inmensidad del saber en forma de montañas de arena...

Y esto me da pie a insistir, a explicar, a contestar, a rebatir la respuesta; a detectar que, por fin y aunque solo sea porque no entienden por qué  fallaron, algunos de los opositores descubran que la ética y la deontología cabe en todas partes, incluido en el examen MIR.

"Lo que no se pregunta, no existe" es una ley no escrita de cualquier opositor que aprovecha para eliminar temas ante el temible examen. Así ahora la Ética Médica - y específicamente ésta en redes sociales- empieza a cobrar importancia. En la misma medida lo hace también la OMC -a la que muchos descubren como organización medica por primera vez-, las publicaciones de ésta, el código deontologico (gran olvidado al que alude la respuesta ), y el texto que tras meses de trabajo y esfuerzo vio la luz gracias al trabajo silencioso y constante de un grupo de médicos españoles (en el que tengo la suerte de encontrarme).

El encargo fue un lujo. El desarrollo del mismo, otro; el proceso de escritura, maduración y corrección  una fantástica aventura que permitió a los autores conocerse, descubrirse, estudiar y crecer juntos mientras se elaboraba un documento pionero en las recomendaciones médicas -para médicos y estudiantes de medicina -en el uso de las redes sociales.

Esta edición del MIR 2016, de modo insospechado, me ha animado a seguir estudiando , escribiendo e investigando en este campo que está abocado a un crecimiento exponencial.
No estábamos locos ni perdíamos el tiempo; es más, nos "ayudaron" a ser visionarios, a investigar y trabajar por el desarrollo de la Ética Médica, también, en las redes sociales.


                          


Gracias a Monica Lalanda, Rosa Taberner, Beatriz Satué, Rafa Olalde, José Antonio Trujillo,Rafa Olalde y Rodrigo Gutiérrez por  ser compañeros y maestros en esta aventura del saber, sin la ayuda y apoyo de los cuales este texto no habría sido posible.