Tras leer el magnífico
artículo de @sminue en su Gerente de Mediado de hoy (http://gerentedemediado.blogspot.com.es/2016/09/no-hay-futuro.html#comment-form)
me ha venido a la cabeza,
ignoro por qué camino neuronal insospechado , una cita del libro del Génesis
(18:20-22) que siempre me da que pensar cuando la oigo pues parecería que
mostrara la injusticia de un Dios al que proclaman clemente.
En este pasaje Abraham le
pregunta a Jehová por el futuro de una ciudad, Sodoma- máxima expresión de
inmoralidad, siempre en el contexto del génesis - y se interesa por cuántos
justos son necesarios para que no deje caer la lluvia de fuego sobre la ciudad
acabando con sus moradores. Primero son cincuenta y acaban siendo diez el
numero de personas justas que podrían salvar al resto; claramente no es número
sino la calidad lo que determinará la acción de la salvación.
Haciendo un símil rápido y
quizá simple me pregunto, ¿cuántos médicos de familia implicados, trabajadores,
ejemplares, hacen falta para " salvar la atención primaria "?, ¿qué
número determinaría la "masa crítica" de justos y honrados
profesionales que impidan que la lluvia de fuego - mala gestión político-sanitaria-
acabe con la atención diaria a millones de pacientes?
Su número sigue siendo un
misterio pero para contarlos deberemos saber qué requisitos necesitamos. Los
justos lo serán si:
- Diferencian en ellos la
decepción del hartazgo: el primero se vive de modo activo y el segundo, no.
- Transitan por la
profesión sin transmitir el desánimo como aliento.
- No trabajan en función
de la remuneración recibida o de la propiedad de la plaza.
-Consideran al nuevo,
"al sustituto", uno más con sus mismos derechos
- Desterraron de su vocabulario el "saca plaza
y échate a dormir"
- Consideran el trabajo
diario como una oportunidad de plantear mejoras y realizarlas (sin esperar
noticias y aprobación de un "gerente sin corazón")
-Impregnan de ética cada
pequeño detalle asistencial. No hace falta verse inmerso en grandes
dilemas sino saber posicionarse con valentía y decisión.
- Son capaces de cambiar
de modo activo el " siempre se ha hecho asi" por un "analicemos
los posibles cambios", sin despeinarse.
- Siguen estudiando y
formándose porque consideran que les queda mucho que aprender.
-Plantean con fuerza,
seriedad y sensatez a la Administración criterios de selección objetivos y
transparentes (@sminue dixit) que conduzcan a la elección de los mejores.
-Que sean capaces de
evitar la desidia, el cansancio, la rutina y el tedio...
Esta es la línea trazada
en la arena que no debemos cruzar; lo dejaremos aquí o nos quedaremos sin
"justos". Dicho de otro modo, muy gráfico por cierto, @fraveira
hoy sentencia en TW: "Para un
cantante de metal no hay nada peor que descubrir que los agudos de hace dos
años, por dejadez e inactividad, son ahora imposibles”.
Conclusión: el número de
"justos" nos lo dará el número de aquellos dispuestos a luchar en
contra de dejadez y la inactividad, manteniendo la ilusión por la profesión y
al paciente en el centro.Total...que no encuentro un número claro pero si las
características que deben tener.
Nota: De aquí viene la expresión "pagaran justos por
pecadores " en una versión libre.
“¿Destruirás
también al justo con el impío?” (v. 23). Abraham valientemente presenta un dilema ético.
Raras veces existe un lugar tan completamente malo que no incluya ningún justo
entre ellos. Si existen personas justas en Sodoma y Gomorra, ¿puede Dios
justificar imponerles el mismo castigo a ellos que a los malos? En la guerra
esto se llama “daño colateral” y la idea nos repugna. En la guerra, algún daño
colateral puede ser inevitable – al fin y al cabo, guerras son peleadas por
humanos imperfectos – pero Dios no es imperfecto y ha de llegar a un estándar
más alto. Abraham, en su preocupación por Lot y su familia (y otros justos que
pueden vivir en estas ciudades) presenta una cuestión ética. Quizá la
posibilidad de hacer daño a los inocentes puede hacer que Dios cambie sus
planes.... (http://www.lectionary.org/EXEG-Spanish/OT/01-Gen/Gen_18.20-32.htm)
“Quizá hay cincuenta justos dentro de la ciudad:
¿destruirás también y no perdonarás al lugar por cincuenta justos que estén
dentro de él?” (v.
24). Aquí, Abraham actúa como abogado defensor. Presenta el dilema ético y lo
especifica. Escoge un número – en este caso cincuenta – y le pregunta a Dios si
no perdonará las ciudades por el bien de cincuenta justos. Al sacar el tema de
los cincuenta justos, dibuja una línea en la arena. ¿Cruzará Dios esa línea y
llevará a cabo la injusticia de destruir los cincuenta justos? ¿No perdonará la
ciudad por el bien de los cincuenta?
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