jueves, 27 de noviembre de 2014

No te ahogues en tu propio estigma

El Hospital de la Malvarrosa (Valencia) es un hospital abierto al mar, a la brisa, el suave oleaje y a un luminoso cielo azul;además- hoy- abierto al debate  ético que suscita el abordaje de la enfermedad mental.A sus conflictos éticos en la relación asistencial, al estigma de los pacientes, y a cómo nos enfrentamos a esto los profesionales de la salud.

Era una sala "en equipo", de composición variada, donde múltiples profesionales sanitarios o no y que desarrollan su actividad en este campo, se enriquecían por aportar cada uno su  visión.

Distinguir entre lo bueno, lo legal y lo justo ha llevado parte de la mañana.
Valorar la capacidad del paciente, un rato más junto a entender que ésta es un continuo y no igual en todas las etapas de la vida.
Por ultimo una visión distinta de la discapacidad como algo que no puede "per se" definir al sujeto; que cambia en el tiempo y que está graduada ;como en cada uno de nosotros  la capacidad se diferencia en la etapas vitales de crecimiento, maduración, y decadencia.
Hemos tendido puentes entre profesional, pacientes, institución, familiares...

Hasta aquí todo estupendo; pero la realidad entró como una tromba de agua que lo arrasa todo cuando en primera persona habló un valiente.Un paciente, afectado de una enfermedad mental, que se llevó por delante la teoría con una vivencia singular.
"No te ahogues en tu propio estigma" fue la frase que repetía ....y desgranó de modo crudo las dificultades reales de un enfermo mental en su vida diaria: la imposibilidad de encontrara trabajo, de formar una familia, de alquilar una casa, de tener independencia, de no sufrir el rechazo del otro por un miedo infundado...La dificultad de que se le escuche como paciente y no a través de un familiar...

Así como nos recibió un día soleado, con un mar en calma y cálida brisa , al salir encontramos un cielo denso, gris y un mar revuelto fiel reflejo de mi alma que se entretuvo valorando lo mucho hecho y el largo camino por recorrer hasta que nadie pueda sentir que se ahoga en su propio estigma.

Y eso es tarea de todos como sociedad y no sólo de los sanitarios;hacer que la discapacidad participe en plenitud de la sociedad y no solo de sus migajas;que haya igualdad jurídica en todos los aspectos de la vida y que no midamos -como grupo social- a sus  integrantes por el aporte económico que reportan al mismo.

Mi asistencia "compleja" ( sanitario, madre, familiar, cuidador, interesada por la ética en cualquiera de sus facetas) fue quizá por ello enriquecedora de modo múltiple;también múltiple el dolor que supone ver que como sociedad estamos lejos de poder darles respuesta.

Los políticos abrieron y cerraron el acto destacando todo su interés en estos temas.
Esperemos que éste no se esfume sobre una alfombra de color "rojo electoral".

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