sábado, 1 de agosto de 2015

¿Somos solo gestores de salud ?

Si hubiéramos querido dedicarnos al mundo de la gestión sanitaria, tan necesaria cuando aquellos a quien nos debemos esperan de nosotros gestionar con equidad y justicia distributiva, probablemente no hubiéramos elegido hacer la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria...; o si, si nos hubieran enseñado que somos microgestores en nuestro "micro-mundo-sanitario", tan denostado pero tan importante. 
En esta microgestión debemos dosificar amabilidad y pruebas, explicar datos concretos y pronósticos futuros, acciones y reacciones, lo encontrado y su tratamiento. También debemos saber decir que no cuando  sea necesario, no esté indicado o no tenga ninguna utilidad.

En este mundo elegido hay personas que esperan nuestra atención: pacientes, los llamamos.Quizá más por la paciencia que tienen ante nuestras carencias que por otra acepción.
¿Cuál es nuestro reto en la comunicación?. Ser claro, sencillo, entendible, explicar mirando a los ojos y asegurándonos de que el paciente y sus acompañantes nos entienden; que saben el alcance de la lesión (o cuando ésta no es tal), del tratamiento que pautamos (sea correcto o no, sin hacer ninguna valoración) que se escribe a toda prisa y que se le tiende al paciente para que lo lea él mismo- se supone que ya en la calle-, sin nada que añadir. Sin más interacción que la mínima posible: petición de pruebas, valoración de las mismas y tratamiento tras más de una hora de espera sin ningún otro paciente que valorar. Ni una excusa para el retraso ni una sonrisa; escrupulosamente correcto pero carente de humanidad.

El informe está correctísimo aunque nadie lo explicó; no se dió la oportunidad a preguntar dudas, preocupaciones o por qué sales con un tratamiento de siete líneas si todo esta bien y no tienes nada de importancia.
Eché de menos alguien que enseñe...; que ayude a decidir el camino a seguir o como reconducirlo cuando en un cruce de caminos tomamos el erróneo. A alguien que enseñe a presentarse, a sonreír, a interesarse con alguna calidez sobre cómo se hizo aquello, a facilitar la medicación y a explicar sus pautas o la información que contiene una receta que el paciente nunca vió y no sabe usar.

Desmedicalizar, deprescribir, no transformar lo cotidiano en una enfermedad. No seguir pautas establecidas de "corta y pega" que en ocasiones quedan cortas, en otras excesivas y que siempre se deberían revisar. La medicina defensiva no puede ser nunca una forma de tratar.

Si no estás de acuerdo con lo anterior puedo entenderlo pues es sólo mi opinión. Pero a la vez entiendo que te has podido equivocar de especialidad o los tutores de estrategia.
No hay que echarle la culpa a nadie sino repartirla a partes iguales entre los que tienen el derecho de aprender(siendo bien enseñados y tutorizados) y los que tenemos la obligación de enseñar (y hacerlo de modo actualizado, humano, con responsabilidad y si es posible, con humor).

Esto -a mi modesto entender- no es medicina, no es forma de enseñar, no es hacer fructífera una residencia  en la que tanto se invierte por todos los ciudadanos y a la postre, también como agente doble( medico/paciente), no se debe tolerar.

Lo de la "confidencialidad cero" en un comentario de pasillo, ante los padres, el paciente, una enfermera y alguien más, sin comentario; lo del teléfono movil  en permanente función que te hacer salir varias veces de la consulta e incluso del hospital...mejor no hablar.


Hay mucho que aprender y mucho que enseñar si queremos una medicina con calma y con alma, con ciencia y con conciencia. ¿Te apuntas?

    
                                          

(Imagen de www.doctutor.es)

    
                                 


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