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Este post, primero del año, es para "él y su autor".
La Medicina, con Mayúscula, que no entiende de componendas y signos, de colores y mandatos, de objetivos sin sentido y de recortes baratos, está de enhorabuena.
Un médico- con la dificultad que la sencillez impone- robando horas al reloj se trasforma en escritor de sueños.Y al hacerlo, nos recuerda la esencia de nuestro trabajo diario: convertir la cabecera de la cama en un mundo donde se pare el tiempo;donde sin perder la distancia terapéutica nunca se pierda la línea que separa el trabajo bien hecho de aquel hecho de cualquier modo.
Este es mi particular modo de darte la bienvenida y mi más sincera enhorabuena.
Son los pacientes, enfermos casi todos,
los que alientan el quehacer cada mañana.
Sus vidas, sus problemas , nuestra ayuda....
se mezclan con la ciencia y con el alma.
La ciencia que ilumina nuestros días
y el alma doliente del que en calma,
espera de nosotros el consuelo, la curación o la palabra.
No hay mejor resumen que leerlo
no hay mejor inicio que, de entrada,
lanzarse al vacío de las letras
llenando los espacios de esperanza.
Tu visión coincide con la mía
y en aquellos casos donde no lo haga,
de la discrepancia sana aprenderemos que,a través de la palabra
se llega a entendimientos necesarios y a la la medicina con calma,
con alma, con conciencia y con ciencia "estructurada".
Necesitamos médicos que sueñen ;
necesitamos soñadores que trabajan
llevando hasta las cabeceras de las camas,
las mesillas ,los salones y las casas,la ciencia mas humana
aquella en que la que un hombre que sufre
le pide a otro lo que sana: sonrisa, humanidad y competencia
mientras sus manos se entrelazan.
(Con cariño para Raúl Calvo Rico )
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