domingo, 4 de enero de 2015

La larga estela de una tónica azul

Mientras veía caer una espesa cortina de agua, que rebotaba con furia contra el suelo, intentaba refrenar la de mis ojos.
Ya dicen que las nubes lloran como lo hace el corazón de las personas y confirmo que es verdad; tanto tiempo, tanta sequía en el cielo y el corazón del hombre, no podía presagiar nada bueno.
El cielo se desató, como mi corazón, en una triste tarde de noviembre .

Veinticinco años de espera son muchos años para volver, para pisar un escenario y templar la voz.
Esta no te responde como entonces ni la motivación es la misma: aún así-en ambas ocasiones- me hizo sentir viva.No sabia lo que me deparaba la insistente mirada de la primera fila aquella primera vez como tampoco supe ver lo que me deparaba la luz que hallè en tus ojos.

La vida te sorprende a cada paso y una vez tras otra repites el error; si existiera un millón de maneras de errar creo haberlas probado todas.El corazón se resiste a dejarse ir con tanta fuerza como con fuerza cree que, tras doblar alguna esquina, puedes encontrar el amor de tu vida.
La soledad insistentemente buscada y querida se agrietó, como un fino cristal, al resonar tu risa...

Y pensé ...¿por qué no?Aunque mejor hubiera sido...y ¿por qué si?
Debí medirme y meditar mientras servía ,ente empujones y risas, una tónica azul.

Quien diría que ese color especial acompañaría siempre tu recuerdo.
Tu honradez y honestidad también teñidas de azul.
Junto con un deseo infernal y alguna risa, mil mensajes de humor y un azul cielo de fondo, con algo de limón  y dos trozos de hielo.

Hoy años después aun lo recuerdo y te recuerdo a ti.
Tus ojos, tu risa y una caricia furtiva .
Tomamos la decisión correcta entre luces de neón, canciones varias, bailes , juegos y varios brindis al sol .
Aquella noche dejó en nuestras vidas una larga estela de color azul.


               

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